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miércoles, 26 de mayo de 2010


La Carbenet Sauvignon
En cualquier lugar prevalece un carácter que da vinos de color concentrado, intenso, con un particular ribete centellante, definido y vivo, y un aroma fácil de identificar. Recuerda a grosellas y trufa solo cuando se cultiva en Médoc, y a notas de pimiento verde y cedro cuando crece en zonas cálidas. El sabor es también nítido y concentrado, con un tacto tánico y ácido peculiares. Expresa todas sus cualidades con rendimientos inferiores a 50 hl/ha.

La producción por cepa no solo es copiosa, sino que la cantidad de mosto es proporcionalmente menor, debido a la menor cantidad de hollejos y, por tanto, a la gran abundancia de compuestos fenólicos (color y taninos) en comparación con otras variedades. Estas características permiten un mayor y más seguro envejecimiento en tonel y botella, sin que la cepa pierda apenas la intensidad de color y acidez.

El racimo no es demasiado espectacular: granos apretados, pequeños, esféricos y piel de gran espesor, y de color azul negro muy oscuro. Igual que la Moscatel revela su personalidad al mordisquear la baya, aunque, en el caso de la Cabernet, sus rasgos se detectan más en el hollejo. El pedúnculo del racimo es prácticamente nulo, lo que dificulta mucho la vendimia, encareciendo mucho los costes de esta operación precisando además podas largas.

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